¿Cuánto le queda a Moore? [Enero 2006]

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El ritmo de crecimiento de la tecnología es vertiginoso y día a día hay que acostumbrarse a nuevos términos como procesadores de doble núcleo, Blue-Ray, memorias holográficas o nanotecnología. La tecnología parece no tener techo. ¿O si?

[Artículo publicado en enero de 2006]

“China desplaza a EEUU en exportación de tecnología” es un titular que aparece últimamente de forma reiterada en los medios de comunicación de todo el país, y que viene a dar una idea de lo que esto puede suponer de aquí a corto plazo para todos nosotros. Y es que el gigante rojo parece haber despertado definitivamente del letargo en el que estaba sumido, abriéndose progresivamente a Occidente, liberando gradualmente todo su potencial y, por qué no decirlo también, aprovechándose de los millones de súbditos que trabajan en jornadas maratonianas por sueldos miserables.

Sin embargo, y aunque la expansión china sea un tema apasionante que podremos tratar profundamente en otra ocasión, esta introducción pretende acercarnos a un aspecto que nos toca de momento mucho más de cerca: el vertiginoso ritmo con el que avanza la tecnología.

Gordon Moore

Gordon Moore (1981)

En 1965 Gordon Moore afirmó que el número de transistores por pulgada en circuitos integrados se duplicaría cada año y que la tendencia continuaría durante las siguientes dos décadas. Algo más tarde modificó su propia ley al afirmar que el ritmo bajaría, y la densidad de los datos se doblaría aproximadamente cada 18 meses. Esta progresión de crecimiento exponencial: doblar la capacidad de los microprocesadores cada año y medio, es lo que se considera como “La Ley de Moore” y se ha estado cumpliendo hasta ahora. La consecuencia directa es que los precios bajan al mismo tiempo que las prestaciones suben con lo que un ordenador cuesta la mitad pasado un año y estará obsoleto en dos. En 26 años el número de transistores en un chip se ha incrementado nada más y nada menos que 3.200 veces. ¿A alguien le suena esto de algo?

Desde hace algún tiempo se suceden los rumores que sitúan a la Ley de Moore en un estado agonizante y es que es muy difícil no llegar a la conclusión de que, dado el nivel tecnológico actual y los adelantos y avances científicos logrados, es imposible seguir creciendo a este ritmo exponencial. Simplemente existe una barrera física que será imposible superar.

Posiblemente el obstáculo que más marca la pauta en los avances a corto plazo es el calentamiento de los componentes. Hay una regla de la que no se libra ningún microprocesador actual: más potencia, mayor recalentamiento, y con ello al final su avería. Por ello, el «Santo Grial» de los investigadores sería lograr la llamada Superconducción, esto es, lograr conseguir temperaturas lo suficientemente bajas (en teoría cercanas al cero absoluto) con las que poder transmitir la electricidad sin pérdidas (calentamiento) o lo que es lo mismo, conseguir mayores niveles de rendimiento y potencia en los componentes electrónicos (no sólo los microprocesadores) sin que estos se recalienten hasta niveles que los inutilicen. Las investigaciones prosiguen pero aún no es una realidad tangible.

Otro factor con el que habrá que enfrentarse será la velocidad de transmisión de datos y más concretamente al medio básico que usan los ordenadores actuales para transmitir bits: la electricidad. Los electrones tienen una velocidad máxima que, aunque parezca una locura, podría ser el siguiente límite a trazar. La pregunta a hacerse sería entonces, ¿qué hay más allá de la electricidad? Ya se teoriza con tecnologías basadas en fibra óptica que serían capaces de transmitir, hipotéticamente, a la velocidad de la luz (300.000 kilómetros por segundo) y que vendría a emplear como partículas energéticas básicas de transmisión de datos los fotones en lugar de los tradicionales electrones.

No obstante, la viabilidad del ordenador óptico ya está en entredicho puesto que los costes que podría conllevar y el “escaso” salto evolutivo que supondría pasar del electrón al fotón, hacen que ya sean muchos sus detractores. Más aún cuando ya se vislumbra en el horizonte lo que promete ser el equivalente a una nueva Revolución Industrial: el ordenador cuántico.

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ENIAC (Electronic Numerical Integrator And Computer) en Philadelphia, Pennsylvania, EE.UU. [Fuente: Wikipedia]

La premisa es clara, si existe una barrera en la tecnología moderna, esta viene asociada a su circunscripción a la física tradicional newtoniana, algo que podría superarse basándose en la física cuántica que permitirá pasar del sistema binario de bits (0 y 1) a un sistema de de qbits (Quantum bits) basado en múltiples estados “posibles” simultáneos de los átomos (superposición de estados) y a la teleportación de datos (ríanse de Star Trek) que proporcionarían una capacidad de cálculo miles de veces superior a las actuales. No, no es ciencia ficción. IBM ya ha creado el primer ordenador cuántico, aunque de momento sólo permita llevar a cabo algunas operaciones matemáticas básicas (con unos pocos átomos) y ocupa una sala entera, como en su momento lo hiciera el ENIAC, el primer ordenador electromecánico del mundo, allá por el año 1946.

De momento, y poniendo los pies en la tierra, Intel ha anunciado el desarrollo de un nuevo prototipo de transistor ultra rápido con muy bajo consumo de energía que, según la compañía, permitirá seguir impulsando la Ley de Moore más allá del 2015. Ya sólo habrá que ver qué tiene que decir China de todo esto.

ARTÍCULO
Velásquez Espinel, Nicolás. ¿Cuánto le queda a Moore? Revista Solo Programadores, Nº 133, Enero 2006, pág. 14

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Sobre el Autor

Redactor especializado en Tecnología e Internet, así como en desarrollo web y multimedia, traducciones, elaboración de tutoriales en vídeo de Photoshop y doblajes al castellano de vídeos técnicos sobre fotografía.

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