Yo quiero ser Sigbritt Löthberg [Agosto 2007]

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El fenómeno de Internet avanza firme y en la actualidad nadie es ajeno a la influencia que ejerce. Todos somos conscientes de la importancia que tiene la velocidad de conexión y lo mucho que ésta ha mejorado desde sus inicios. ¿Recuerdas aquellos vetustos módems con los que “derrapábamos” por las autopistas de la información a 14.4Kbps? Y aun así, todavía queda mucho camino por andar.

[Artículo publicado en agosto de 2007]

En la actualidad (agosto de 2008) las operadoras predominantes de banda ancha llegan a ofrecer, bajo la perspectiva subjetiva nacional, velocidades de hasta 20 (supuestos) Megas – de los que habría mucho que discutir al respecto. Se oyen ecos de prontas mejoras que alegran a los más optimistas pero que también hacen temblar al sector más escéptico, consciente del alto coste que tradicionalente tiene en la península. Y razones tienen si hacemos caso del informe de la Comisión Europea aparecido recientemente, donde se revela que España se encuentra entre los países de la Unión Europea donde menos han bajado los precios de telefonía e Internet entre 1996 y 2004. En concreto un 10% frente a más del 30% en Alemania y Luxemburgo (los precios de servicios de telefonía fija, móvil y acceso a Internet cayeron un 22% de media en los 15 miembros más antiguos de la UE durante este período).

Aunque es verdad que los costes han descendido de forma continuada, este ha sido mayor hasta 2001 y más suave desde entonces (lo que deja la bajada de los precios cerca del 40% en términos reales). Esto es debido en gran parte a que la estructura de los mercados europeos de las telecomunicaciones sigue controlado mayoritariamente por los tradicionales operadores dominantes. En nuestro país operan seis compañías de telefonía fija entre las que la todopoderosa Telefónica (recientemente multada por Bruselas con 152 millones de euros por abuso de posición dominante) controla el 76,8% de las llamadas locales, el 72,2% de las nacionales y el 66,1% de las internacionales. En el Reino Unido, por ejemplo, apenas la mitad de las llamadas se efectúan a través del operador principal.

La investigación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Internacional (OECD) apunta que el 60% de los usuarios de Internet en sus países miembros acceden a través de la banda ancha y que el uso de la fibra óptica es directamente proporcional a unas mayores velocidades y a unos precios más bajos. Según esta organización, España se sitúa en el segundo lugar en Europa en relación al precio más caro a la hora de conectarse a la Red por banda ancha, sólo superada por Turquía donde el acceso a 1 Mbs (Megabit por segundo) ronda los 60 euros.

El pasado mes de mayo la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) ya avisaba de que el acceso a Internet a través de banda ancha en España era uno de los más caros de la UE, destacando también que quedamos rezagados en lo relativo a la calidad y velocidad de las conexiones, acrecentando así lo que se conoce como la brecha digital.

sp_sigbritt._3Las consecuencias más directas son claras: España se aleja de los países más avanzados en Sociedad de la Información. Según los estudiosos todo se debe al freno en términos de financiación de políticas de fomento de la Sociedad de la Información entre los años 2001 y 2004, cuyas consecuencias estamos padeciendo en la actualidad. Un error garrafal puesto que de haber apostado en su momento claramente por una inversión seria en el sector tecnológico seguramente no tendríamos que quejarnos de precios abusivos en la conexión a banda ancha y de unas velocidades deficientes. Todo serían ventajas: el teletrabajo una realidad palpable y corriente; las videoconferencias un recurso empresarial añadido para todo tipo de empresa, la transferencia de ficheros de gran tamaño por la Red una tarea sencilla. En definitiva disfrutaríamos de un escenario tecnológico que nos posicionaría a la par con respecto a nuestros vecinos europeos, algo que lamentablemente de momento es impensable.

Lo justo es preguntarse porqué, siendo España el país que disfruta de la quinta economía más importante de la Unión Europea y la octava del mundo en términos absolutos, seguimos teniendo estas enormes carencias. Basta con comparar los precios y velocidades de acceso en España con los de, por ejemplo, Japón, donde los usuarios pueden llegar a tener conexiones de 100 Mbps a unos 0,15 € el Megabit, EEUU donde es posible conseguir un contrato de banda ancha a 2,30 € el Mbps o el Reino Unido donde apenas supone 2,62 €. Efectivamente, las comparaciones son odiosas…

Todo esto me lleva a la conclusión de que yo quiero ser Sigbritt Löthberg. Sigbritt es una venerable mujer de 75 años natural de Karlstad (en el centro de Suecia) y destaca por disponer de la conexión a Internet más rápida del mundo. De hecho, ha sido la primera persona en navegar a 40 Gbps en su propia casa. Todo ha sido gracias a su hijo Peter, un experto informático que le ha instalado una conexión para dar a conocer la nueva tecnología por cable de fibra óptica de su compañía con la que es posible ver 1.500 canales de TV de alta definición vía IP (televisión por Internet) a la vez, o descargar el contenido de un DVD de Internet en apenas 2 segundos. Sigbritt, oyeme bien, las hay con suerte.

Sigbritt Löthberg dispone de la conexión a Internet más rápida del mundo

Sigbritt Löthberg dispone de la conexión a Internet más rápida del mundo

ARTÍCULO
Velásquez Espinel, Nicolás. Yo quiero ser Sigbritt Löthberg. Revista Solo Programadores, Nº 152, Agosto 2007, pág. 12-13

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