La epidemia de las apps «zombi»

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Todos estamos acostumbrados a instalar apps de las tiendas de aplicaciones en nuestros terminales. Constantemente salen nuevas mientras que otras muchas desaparecen, en un movimiento incesante que dota al mercado actual de un dinamismo fuera de toda duda. En la mayoría de los casos terminamos utilizando de forma habitual solo unas pocas aplicaciones, y algunas de ellas puede que pertenezcan al grupo de las llamadas apps zombi, soluciones que han sido abandonadas por sus desarrolladores. Según la firma de análisis Adjust éstas alcanzaban el 83% de las que estaban alojadas en las tiendas de apps (en octubre de 2015), frente al 74% del año anterior, siendo las «stores» alemanas y japonesas las más perjudicadas por esta «invasión».

Las apps "zombi"

No hay que confundirlo con las apps que pasan sin pena ni gloria por la App Store o la Google Play Store (que muchos también llaman apps zombi), vagando con pocas descargas y sepultadas por otras soluciones, aunque, siguiendo con la jerga temática, estas herramientas también son «carne de cañón» para convertirse en «caminantes».

Las consecuencias para el usuario de a pie (que de tener estas apps en su terminal pasa a llamarse usuario zombi) son varias. La primera (y en el mejor de los casos) es que la aplicación deje de ser compatible con el sistema operativo del smartphone, que por su parte sí seguirá actualizando su software. Esto simplemente impedirá que pueda ejecutarse en el dispositivo (si ya la tienes instalada) o, directamente, instalarse.

Si se ejecuta o permite instalarse, es cuando pueden aparecer los verdaderos problemas. Aquí podrá afectar el rendimiento de la app al no ajustarse a los estándares de los terminales y sistemas operativos modernos. En este caso puede que una aplicación drene literalmente la batería del móvil o tableta, reduciendo su autonomía de forma grave, y ya sabemos que este factor no es precisamente algo en lo que anden muy sobrados los terminales móviles modernos.

Otra consecuencia obvia, y posiblemente la más temible, es que, al no estar actualizadas, estas apps se convierten en un riesgo de seguridad potencial que delincuentes informáticos podrían aprovechar para atacarnos. El problema es menos grave en iOS que en terminales Android, pero aquí nadie está a salvo.

La epidemia de las apps zombi

Indaga cuándo se actualizó por última vez la aplicación que te interese

Por lo tanto, cuando vayas a instalar una app, averigua cuándo fue publicada y sobre todo, cuándo fue actualizada por última vez. Una solución que lleve un tiempo considerable sin actualizarse no augura nada bueno. Cierto es que no siempre sucede así (hay apps que siendo antiguas siguen siendo perfectamente válidas en todos los sentidos), aunque como poco resulta sintomático.

También conviene leer los comentarios de los usuarios, que pueden ayudar a discernir si se aprecia cierto malestar en la comunidad por problemas surgidos por la falta de actualización. Puede que incluso te topes con respuestas o algún tipo de feedback por parte de los desarrolladores. Asimismo, puedes acudir a la web del propio desarrollador, si dispone de una, que es lo más habitual. Y si de hacerlo te encuentras con una página inexistente o un dominio aparcado, tendrás la prueba definitiva de que que estás ante una app zombi.

Finalmente, si eres un desarrollador y has dejado tu aplicación abandonada pero no quieres que termine convirtiéndose en una app zombi, quizás quieras leer la interesante entrada de slashmobility pinchando aquí. Porque no todo está perdido y las apps zombi también pueden llegar a curarse.

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